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No rememoro tiempos en que no fuera de noche, de manera que no he tenido jamás forma distinta para señalarte que no fuera este distraído y atento juego de una mano que no diviso. Giorgio Manganelli





viernes

De los encantos de la noche pausada

Hizo de la noche su reino. Se trata de una noche interior: una morada humilde y cerrada donde hay un cuerpo humano iluminado parcialmente por un solo foco luminoso. Tal es la unidad de la epifanía: 1. La noche. 2. El resplandor. 3. El silencio. 4. La morada cerrada. 5. El cuerpo humano.
Pascal Quignard - Georges de la Tour


Sin esperar nada a cambio, se le arroja al mundo. Ha oído ser el último testigo, muerto. Puede que tenga tiempo para constatarlo pero debe ser cauteloso. Semejante a quien, hablando siempre para sí mismo, obedece a una conciencia observadora. Su único consuelo: la escritura. Lo ha comprobado y nos hace saber la excelencia del dispositivo, útil contra desesperanzas y gollerías. Tan es así el consuelo que, prefiere usarla sólo en las ocasiones en las que una aguda tensión lo separa de toda ley. No se atreve a abundar por miedo a traicionarse. Es, digamos, la sospecha del instante en el que la letra se traza. Sospecha de ser, sospecha de no ser; es, digamos, lo que le retiene de aprovechar la finalidad que puede o no existir en vaciarse a cada paso, en tratar de reconocer cada letra cual suspiro de temperamento:

Decir que frente a la decadencia, la noche y la poesía redimirán, parece más un pensamiento nauseabundo que un proyecto de belleza.

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Existen formas que ignoran el tiempo, descritas por hombres que no saben hablar.

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Tristeza: flujo, plegaria, encanto. Detrás del tiempo, la noche duele, clavada, cansada de los cantos que le culpan. Gran culpa, ser noche.

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Suenan los encantos de la noche pausada, descienden sobre quien ansía mudarse de vida, hacia el sueño.

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La escritura, poder del desarraigado. Desde las primeras palabras, la exigencia del nuevo reino, lejano, sin porvenir ni pretensión.

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Nada es indispensable, ni residencias, ni dios, ni tiempo. Así la experiencia del ser desarraigo.

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Con irremediables deseos de simplificarme, coopero con la oscuridad que lo abarca todo.

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Mínima como una tarde en la que se habla de lo irreal. Así mi escabullida, pequeña ausencia, viaje entre intersticios.



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Noche infame, extraña, muda.

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