La cara
Birgitta Trotzig
Las caras existen - no existen.
Lo que está en la cara - no es.
Lo que no está - es lo que es.
(ve) la cara -ciegamente cerrada, inaccesible, destruida, tonta.
La luz de la calle vaga por la bóveda ocular, los pómulos, el hueso de la nariz, los labios. Los ojos sumidos en una sombra profunda, como superficies de agua sin vida, un agua estancada en lo hondo debajo de una bóveda, la cara, una catedral abandonada y profanada como después de una guerra, despojos vacíos, reflectores que se mueven sobre superficies saqueadas.
El movimiento en la cara:
“¡Persigue la mancha ciega!”
“¡No tengas miedo, vuélvete loco!”
La cara es la membrana del lenguaje, comunica y se calla, comunica ocultando lo que dice.
Las caras, imágenes ciegas
Las caras impenetrables, abisales, sin sentido --sólo sentido.
La gente, figuras de piedra.
Las caras de piedra en el parque, expresión barroca petrificada en paroxismo, cresta de ola detenida. Selección de expresiones detenidas. ¿Quién es el que vive en mí, quién el que llorando violentamente me quiere reventar la piel? Cuando la gente te hace máscaras de piedra, cuando la luz cae como si fuera plomo, cuando las calles de las grandes urbes son tumbas de volcán. (A veces, contra una pared cualquiera, se ve la huella ligera de una mano, pero la cara ya no regresará).
La cara: la doblez. ¿Lo uno o lo otro? --¿luz? luz dentro de la sombra, el núcleo de la sombra dentro de la luz.
Me miro en el espejo. Una extraña absoluta vive su vida dentro de mí. Es una cara, no cabe duda, pero más bien es una pared oscura. No hay mapas. Por lo visto convivo con esa extraña como con un mellizo siamés. Cuando me despierto, ella se despierta. No hay otra manera de pintar un autorretrato que desmembrándose, romperse en pedazos siguiendo los movimientos de la destrucción, en el sueño uno puede ver su propio cuerpo alzándose del agua clara, cantando y hablando flota en la corriente asfixiante, la boca le canta al pensamiento y la memoria, se hunde, canta desde la memoria de la desconocida.
El mensaje de la cara puede ser: rómpete.
El director de la pequeña orquesta (nacido en Köningsberg, contorsionado en su máscara “a la manera de Callot”) parecía un insecto y perseguía una imagen encendida, una cara que se había hecho invisible a causa del dolor irresistible que le dio cuando se la incrustaron en su mirada, sus miembros sus sentidos su todo se agitó y se deformó bajo el sello inmisericorde, quemante, así se puede vivir --Julia Marc?
“Alguien tiene que ser el traidor”, le musitó ella suavemente, “no quieres se mi traidor?”
El alma sale a cazar. Encuentra una cara. Se la come.
“Y él vio con horror que cada vez que la tocaba la destruía de una u otra forma --se le empequeñecía temblando, lesionada, tambaleándose, imperfecta, ya no era nadie sino salgo ridículo y roto, una basura sin huellas”.
Mapa. --Al que se ama no se le ve. La cara desaparece para siempre como en un encandilamiento. Un sentido secreto, hasta ahora desconocido, lo sustituye. Las líneas que queman conducen a la sombra que deslumbra, la nube de la invisibilidad --abandonado en una tierra saqueada que no tiene más que cicatrices y huellas.
de la memoria de la desconocida: la muerte de alguien.
La cara: el muro: el ataúd sellado. Fiebre pesada y mansa.
Alma pequeña, inquieto mariposeo de luz a través del muro, ataúd de plomo. Alas de luz, gritos. Alma pequeña, sombras de luz se sofocan en los árboles, buscan algo en la luz, en la luz ebria de la primavera.
Las estructuras iluminadas de la materia del cuerpo en torno a los ojos bien tallados --¿qué veo, qué es lo que no veo? La rajadura del cuerpo de cristal. Veo nubes oscuras que llamean.
La historia de los muertos era agobiante en Riga.
En Riga una iglesia oscura (largos años, decenios). Baho la cúpula, los pobres sucios, grises de solemnidad. En algunas manos, pergaminos extraviados con escrituras de viejas creencias. (En el barrio Mosjovskaya). De la muchacha rubia y ciega salían extraños sonidos, gestos
La muchacha que cantaba sobre los muertos de Riga, era ciega y muda
El nuevo idioma es uno con los labios, rebasa la ceguera y la mudez, no se separa del cuerpo, no se separa del alma. El nuevo idioma es confusamente oscuro, ininterpretable, ese idioma es mudo y tartamudo, salvaje y atormentador, ajeno y destrozado y es un remolino --así debe ser, idioma animal e idioma de piedra, se rompe con el remolino
Caras: muros, máscaras, masa, firmes, apretadas, rígidas, se pega la firmeza apretada y rígida.
Ensor, procesión de máscaras, caras violentas pegajosas, la muerte los guía a través de la luz primaveral, se van a diluir o van a desaparecer, van a hacerse insufriblemente claros o se van a romper?--
pero de pronto todo es paisaje de luz, la luz da a la luz y pare montañas, ríos, faldas de montañas, grandes ríos serenos, la luz a través del agua crea coronas de reyes, movimientos, seres
La luz llega como un ácido, penetra, corroe, flotan las islas de la piel del pasado con grandes poros, flotan y dan vueltas, es un remolino
bocas fracturadas, negras, llenas de heridas. Ojos diluídos deslumbrados, de las pupilas inexistentes la luz ve la luz imparable
Las caras son
Caras swendenworganas, de Josepshson, caras santas, embarradas, sucias, bienaventuradas --nubecitas difusas que brillan. Nubes de mariposas claras con ojos negros. Aquí domina la luz impenetrable.