Con la intención de que su cuerpo respirara, quitó de encima las sabanas, quería disfrutar la calidez de cada gota seca. Durante la noche, un pequeño malestar le había acompañado hasta poco antes de caer rendida finalmente ante el sueño. No durmió en descanso, sino alejada, en las corrientes agresivas de la pesadilla. Camino de vuelta, comprendió que era mejor olvidar todo y así lo hizo. La mañana comenzó con un mal presagio acerca de la amnesia y lo onírico. No obstante, consiguió recuperar algo de claridad debajo de los párpados. Figura de asombro y muerte, el corazón temía la oscuridad superada. Caer detrás de los tiempos y no encontrar apenas indicio alguno de vida. Caer detrás de cualquier noche, ante un sin número de vórtices afilados (los visibles) y agudos (los audibles).
jueves
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