*
*
Por la mañana me dispuse a transcribir una serie de fragmentos de Retórica especulativa, con la idea de entenderlos un poco mejor.Y sin titubeos, puedo permanecer, ahora sí tranquilo, descorazonado, casi sin deseo, pero al fin un poco tranquilo, joven y a la vez cadáver, dueño un tanto de mí, sin más razones que las que deberían gobernarme siempre, en sábado por la noche, sin saber que la luz ha regresado, leyendo sobre Benjamin a la luz inestable de un dedo de vela.
De repente, sobreviene una descarada y obtusa vergüenza por todo.
Algunas veces, pero sólo algunas, tiendo a ser demasiado ansioso.
Detesto las filosofías de tocador, de aparador y aquellas amaneradas que se ocultan en el closet, aunque.. la mía tiende a ser un tanto así.
Soy un aedo que tal vez se escuche más raro de lo que se siente.
Una infame costra de humillación recubre mi rostro.
Descubro el reflejo de mi rostro en una pantalla con fondo negro y con brillo… detrás de algunas letras aperuanadas… me parece abominable.
Pienso que no debería hablar tanto de mí, como mejor de aquello que no creo. He delatado mi conducta vulnerada y sé que tendrá un fin menos piadoso. No soy suicida, más temo caer en ciernes, sobre las rodillas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario