Reconozco mi indisposición a permanecer entre las personas. Creo convenir sólo en un aspecto: podría si detrás de todas ellas, frente a mí, una tela recubriera, amargamente, ante cualquier posible contacto. No quiero ser mirado, mucho menos cualquier especie de contacto sobre mi piel. Me conformaría con la oportunidad y el tiempo (justo detrás) para limar cualquier perfil, decorarle sin presiones, sin objetivo. Tomando un silencio indecoroso, asaltado por las dudas y sugestiones: incluso, cada minuto al borde de él, con el asco diurno por todo alimento, no dejaría de pensar en cada una, deteniéndome obsesivo y gustoso, en aquellas a quienes tuve el infortunio de conocer por error, absorto en absurdas nimiedades.
viernes
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario