antony gormley
sábado
He decidido mirar el marco que sostiene el ventanal en la habitación que me han costeado los pocos esfuerzos que realizo para no morir. Me niego a limpiar sus esquinas, a desempolvarle, a romper una a una cada telaraña. Dejo que en mi cabeza resuenen los interminables ronroneos de lo cotidiano que llega hasta mi ínfimo espacio, aledaño a la oscuridad. Me gusta detenerme en cada mancha de óxido, en cada fragmento de una infinita conversión. Tomo parte de absolutamente nada, pero observo el marco con óxido y telarañas y que me resguarda apenas de lo externo. Una vida dueña de pequeñas variaciones en el campo visual. Fuera: Antenas satelitales que voltean desnucadas, casi casi a cada ángulo directamente hasta lo infinito.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario